Recreando a Platero
C.E.I.P. Zenobia Camprubí
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DESARROLLO METODOLÓGICO DE LA EXPERIENCIA
Cuando surgió la idea de iniciar esta actividad, éramos conscientes de que no
iba a ser tarea fácil ya que, como afirma Juan Ramón en lo que él llama el “prologuillo”
de “Platero y yo”, ésta no es una obra que haya sido escrita para niños. Sin embargo,
decidimos aceptar el reto y embarcarnos en la aventura de “recrear” a Platero y traerlo
a nuestro Cole para poder ir contándole, día a día, nuestras cosas. La idea era que,
al final, Platero debía convertirse en un compañero más, con el cual compartiríamos
nuestros juegos, nuestras actividades, nuestras inquietudes y preocupaciones...
Así pues, comenzamos nuestro trabajo con la selección de aquellos capítulos que,
bien por su contenido o por los lugares que en ellos se mencionan, podían resultar
cercanos a nuestro alumnado. (Era impensable trabajarlos todos puesto que, además
de lo extenso que resultaría, algunos revisten una complejidad importante).
Una vez seleccionados los capítulos, tuvimos que arbitrar la forma de abordar el
trabajo desde las distintas tutorías, puesto que el nivel lectoescritor es muy dispar: desde
un desconocimiento total en la etapa de Infantil, pasando por un inicio en los primeros
cursos de la etapa de Primaria, hasta llegar a un dominio de las técnicas lectoescritoras
básicas en el tercer ciclo. A la vista de ello, decidimos iniciar esta andadura literaria de
manera diferente, en función del ciclo educativo del que se tratara.
-En los cursos de Educación Infantil, la maestra ha leído los capítulos, se han
comentado en la clase y, después, mientras que los niños y niñas realizaban la ilus-
tración correspondiente, la propia maestra ha recogido por escrito las manifestaciones
y vivencias expresadas por los alumnos y alumnas, en relación con el contenido del
capítulo.
-En los primeros cursos de Educación Primaria, optaron por “darle vida a Platero”,
emplazándolo a compartir un espacio dentro del aula, desde el cual, iban surgiendo las
ideas. Incluso, en alguno de estos cursos se ha dado la oportunidad de que las familias
de los escolares participaran aportando datos, fechas, celebraciones, ...
-En los cursos superiores, al estar hablando de niños y niñas con una mayor
soltura y autonomía, se han propiciado unas fórmulas de trabajo algo más abiertas.
Así, en algunas tutorías, se ha trabajado a nivel individual, según las preferencias mos-
tradas, llevando el capítulo elegido a casa, para recrearlo solos o con la ayuda de sus
familiares. Sin embargo, en otras, se ha partido de una recogida de ideas previas para
después, de forma siempre colectiva, reescribir e ilustrar los diferentes capítulos.
Sin embargo, y a pesar de las diferentes propuestas metodológicas aquí expre-
sadas, siempre ha habido un nexo común: la idea de que “recrear la figura de Platero”
iba a convertirse en el eje vertebrador de las programaciones de aula. Así, por ejemplo,
cuando en Infantil se iba a introducir el concepto básico de
“enfrente”
, se ha hecho a
través del capítulo “La casa de enfrente”. O cuando se pretendía incidir sobre objetivos
relacionados con el respeto y la protección del medio, se han escrito capítulos como
“Golondrinas” o “El río”. O bien, si el objetivo a conseguir era un afianzamiento de las