Recreando a Platero
C.E.I.P. Zenobia Camprubí
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encima de la cabeza, tapándote los ojos y yo me
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coloqué unas gafas con los cristales negros.
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El eclipse comenzó: poco a poco, el sol se iba
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escondiendo detrás de la luna. Ese sol tan bonito que
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nos alumbraba se había ido. Pero, tan pronto como
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se esfumó, reapareció por detrás. ¡Qué susto! Creía
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que nos quedaríamos sin día. Después, llegamos a
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casa. ¡Otra vez era de día!
